Celebración de San Isidro Labrador


Entre los árboles de la planicie ubicada hacia el este de la calle José Gálvez, la procesión de San Isidro Labrador es uno de los mejores recuerdos de mi niñez en la villa de Moche.

El día central de la fiesta religiosa es el 15 de mayo, a decir de John Gillin (1947); sin embargo, esa fecha era el momento culminante de un proceso que empezaba en el mes de abril.

San Isidro Labrador (Pedro Azabache)

En efecto, el 14 de abril acontecía la misa del buen viaje, que no era sino la preparación para el recorrido de la imagen en los alrededores de la villa, hasta su regreso a la iglesia de Moche.

De acuerdo a Javier Miranda Flores (1995), sabemos que San Isidro iba al primer altar, donde era velado junto a un arco lleno de frutas y otros productos de la tierra.

Posteriormente, visitaba otras estaciones ubicadas en la campiña y, después, llegaba a la toma de Santa Lucía, donde se le dedicaba una misa.

Hacia el 13 de mayo la imagen llegaba al último altar y desde éste salía en procesión, ocupando un anda adornada con frutos, a la cual precedía otra anda llena de productos del campo, hasta su entrada triunfal al pueblo.

La misa de fiesta en honor a la imagen santa ocurría el 15 del mismo mes; luego de esta ceremonia, la procesión de San Isidro recorría las calles de la villa de Moche y retornaba en horas de la tarde a la iglesia local.

Frutos de San Isidro – Detalle (Pedro Azabache)

Concluidos los oficios religiosos, tenía lugar el reparto de fruta. Después, la hermandad se encargaba de ofrecer un almuerzo los días 16 y 17 de mayo, de acuerdo a Miranda Flores.

Es importante resaltar que la procesión de San Isidro labrador es una festividad religiosa vinculada profundamente a la actividad agrícola, destacando en el escenario del recorrido de la procesión su permanencia en la bocatoma Santa Lucía -donde se invoca la venida de las aguas- y su paso por una chacra donde se inicia la cosecha.

Además, la procesión de la venerada imagen es animada por los “diablicos”, que son unos misteriosos personajes de colorida vestimenta que danzan haciendo sonar sus chicotes, mientras la imagen se pierde en el mar de rostros anónimos de sus devotos mocheros de ayer y siempre.