Pedir disculpas a los niños también es importante


Por: Dra. VANESSA SUÁREZ ZUMAETA – Psiquiatra
Psicoterapeuta sexual y de pareja
Citas: 947729376

Pedir disculpas a los niños es saber dar ejemplo. Sin embargo, son muchos los padres que lo esquivan entendiendo quizá que como adultos deben proyectar una imagen de infalibilidad; que demostrar ante sus hijos que se han equivocado en algún aspecto les resta autoridad y credibilidad. Asumir esta idea es una forma evidente de educar en la irresponsabilidad, Un hecho más que importante en el que todos deberíamos reflexionar.

Si hay algo que intentamos conseguir como padres, madres o educadores es que los más pequeños entiendan cuanto antes la importancia de pedir perdón. Se lo exigimos cuando hacen algo incorrecto, cuando mienten, cuando actúan por impulsos y acaban haciendo algo poco prudente o irrespetuoso.

Promover esta conducta desde edades tempranas facilita que tengan en cuenta perspectivas ajenas, que se responsabilicen de sus actos y que poco a poco sean capaces de regular su conducta. Ahora bien, este comportamiento no siempre se integra en ellos tanto como nos gustaría, y la razón, a menudo, suele ser evidente: los adultos les exigimos algo que nosotros mismos no cumplimos.

No lo hacemos porque nos incomoda, porque genera cierta sensación de vergüenza al mostrarnos ante los niños como personas capaces de cometer errores. A pesar de ello, debemos entender algo esencial: hacerlo mejora la relación con ellos y contribuye a su educación.

Para comprender la importancia de saber pedir disculpas a los niños pensemos, durante un momento, en todas las veces que alguien nos ha hecho daño, ofendido o mentido y no hemos recibido disculpa alguna por ese comportamiento. La sensación es dolorosa, no hay duda, y, lo que es peor, suele dejar una de esas marcas indelebles que ni el tiempo borra.

Bien; sabiendo que algo así provoca sufrimiento, imaginemos la experiencia interna de un niño cuando quien le falla es un cuidador primario, un padre, una madre, un abuelo… La contradicción y el sufrimiento pueden ser mayores. Asimismo, si un niño nunca ha oído por boca de su familia la palabra ‘lo siento’, acabará entendiendo lo siguiente:

– Estar en una posición de autoridad implica no tener que pedir disculpas jamás.

– Las personas dañan sus relaciones y no pasa nada.

– No hay necesidad de pedir perdón cuando se hace daño.

¿Qué le enseñamos a un niño cuando le pedimos disculpas?

Hay conductas contagiosas. Los comportamientos pro sociales tienen la capacidad de contagiarnos un gran número de emociones y sensaciones capaces de generar cambios. Ello hace que el acto de saber pedir disculpas a los niños, cuando la situación así lo requiere, contribuya a dar al mundo personas más dadas a la cooperación, al respeto y a la convivencia. Por tanto, lo que les enseñamos con este gesto es lo siguiente:

– Hacerles ver que todos cometemos errores: grandes y pequeños. Y todos, a su vez, tenemos la obligación de reconocer lo que hemos hecho mal para reparar esa situación.

– Todos sentimos cierta vergüenza a la hora de pedir disculpas; pero hacerlo es un acto de responsabilidad que nos generará después un gran bienestar.

– Cuando pedimos perdón la otra persona se sentirá mejor, y eso siempre es bueno y necesario. Porque, al final, el bienestar del otro también nos llega a nosotros y todos ganamos.

¿Cuándo deben los padres pedir perdón a sus hijos?

Por llamativo que nos parezca, hay muchas situaciones en las que es necesario pedir disculpas a los niños. Son las siguientes:

– Cuando les hacemos una promesa que no cumplimos.

– Cuando les gritamos. Esta es, sin duda, una situación muy común. En instantes de estrés es habitual perder los nervios y subir la voz sin querer. Esta conducta es algo que debemos evitar y por ello es necesario pedirles disculpas.

– Les pediremos perdón cuando nos olvidamos de algo que les hacía ilusión.

– Cuando surge algún imprevisto y no podemos pasar tanto tiempo con ellos como nos gustaría.

¿Cómo pedir disculpas a un niño?

Saber pedir disculpas a un niño de manera correcta y efectiva requiere también de cierta habilidad, sensibilidad e inteligencia. No basta solo con pedir perdón, debemos hacerlo de la forma correcta. Estas son algunas pautas:

– Un niño puede sentirse mal por algo que a nosotros nos parece insignificante. No debemos infravalorar sus emociones. Por tanto, hay que reconocer aquello que hemos hecho mal, darle importancia y pedirles disculpas de manera sincera.

– A la hora de pedir perdón a un niño hay que explicar las razones concretas por las que lo hacemos. “Te pido perdón porque te prometí que iríamos al cine y no lo hemos hecho”. “A mamá le han cambiado el turno y ha tenido que ir a trabajar”. “Yo quería cumplir mi promesa pero no ha sido posible y te pido disculpas por ello”.

Por otro lado, hay un factor importante: la inmediatez. En cuanto percibamos que hemos hecho algo mal con nuestros hijos no hay que esperar a pedirles perdón. Su frustración y decepción no debe alargarse y, por tanto, debemos reparar esa situación. Por último, y no menos importante, les daremos nuestro compromiso de que aquello no volverá a suceder. Hacerlo, decirles que mejoraremos en nuestra conducta y que nos preocupamos por ellos, es una forma de modelar, de dar ejemplo y de inspirarles para que también ellos hagan lo mismo y aprendan de nosotros.

Para concluir, ser capaces de dar ejemplo y enseñar de manera cuidada y acertada el valor del perdón, nos ayudará -sin duda- a crear una sociedad más humana y respetuosa. Promovamos por tanto esta conducta.