Carla Vásquez generó una neumonía por el COVID-19 y Angie Wilson quedó embarazada cuando la pandemia recrudecía en el país y todo era caos, inseguridad e incertidumbre, pero lograron salir adelante por su compromiso y vocación de servicio como enfermeras y docentes de la carrera de Enfermería de la Universidad Privada del Norte (UPN), y en este Día de la Madre quieren enviar un mensaje positivo a todas las mujeres y mamás que están, como ellas, en primera línea, combatiendo el virus día a día.
Ambas profesionales reconocen el esfuerzo que hay detrás de cada enfermera. “Ser madres y desempeñar otros roles en nuestro día a día como profesionales, hijas, esposas, es una muestra de fortaleza y dedicación, no hay nada imposible para nosotras”, reflexiona Angie Wilson. “Tuve COVID, hice neumonía, pero no me limitó a coger temor, sí me ayudó a valorar a las personas para apoyarlas emocionalmente”, dice Carla.
“Debemos tener mucha fortaleza para brindar soporte emocional a nuestros pacientes y a los miembros de nuestra familia, no solo es un cansancio físico por la labor del día a día sino también emocional”, expresa Carla Vásquez, docente de UPN y enfermera en el Hospital de la Fuerza Aérea del Perú.
Ella cuenta que muchas veces las enfermeras se convierten en familia de los pacientes de COVID-19, porque al encontrarse internados no pueden ver o tener contacto con sus seres cercanos, y ellas desempeñan un rol protector de acompañamiento y soporte durante la recuperación de los infectados. “A lo largo de la pandemia hemos sido amigas y familia de aquellos que lo necesitaban en ese momento, hemos desarrollado también mucha creatividad para llevar esperanza y atender a nuestros pacientes con las herramientas que teníamos a la mano”, expresa.
A pesar del miedo al contagio, diariamente las enfermeras se enfrentan al virus para realizar su labor, “muchos turnos se alargaban de manera interminable por la cantidad de atenciones en situación de emergencia, pero nos esforzamos para darles un buen servicio y soporte a los pacientes dejando a un lado el temor, al regresar a casa el miedo no cesa porque podemos contagiar a nuestras familias, generamos mucha fortaleza para sobrellevar la situación”, explica Angie Wilson, docente de UPN y enfermera en el Sistema de Atención de Urgencias y Emergencias (SAMU).
Mantener el equilibro entre el rol de madre y de profesional no es fácil pero ambas especialistas indican que es importante la organización para no descuidar ninguno de ellos. “Al regresar a casa, continuamos desempeñando nuestra labor con nuestras familias y a pesar del agotamiento, sacamos fuerza para seguir apoyando a nuestros hijos con sus tareas y otros deberes”, explican.