“Teníamos todo listo para empezar nuestra atención al público a mediados de marzo del año 2020. Un mes y medio antes habíamos alquilado un local muy amplio y cómodo y estábamos en plena labor de acondicionarlo; es decir: limpieza y pintado, equipamiento de la cocina con todas las instalaciones respectivas (agua, gas, electricidad, ventilación, área de limpieza y deshechos) así como detalles en los baños de damas y varones y todas las seguridades del caso que debe tener todo establecimiento, para la propia seguridad del mismo y también para que no haya objeción alguna en la obtención de las licencias respectivas.
Todo iba bien pues supervisábamos TODOS los trabajos que se estaban realizando; siempre teniendo en cuenta los consejos de nuestros mayores: “El ojo del amo engorda la vaca”. Repito: todo iba marchando bien en el acondicionamiento del local pues habíamos obtenido un préstamo muy significativo, para empezar “con el pie derecho”. Teníamos mucha fe en ello pues la sapiencia culinaria de mi socio Gustavo es muy reconocida no solo en Trujillo sino también en toda la región. Aunque es joven todavía, la experiencia que lo acompaña es muy valiosa, así también el cariño y gusto que le pone a todo cuanto prepara. Para él, como para muchos de su especialidad, la cocina es UN ARTE y requiere, por tanto, DEDICACIÓN y CARIÑO.
Así, pues, teniendo todo listo, nadie contó –y nosotros menos- que íbamos a entrar a un dramático período de confinamiento que traería abajo miles de negocios, sueños y proyectos. Lógicamente NUNCA ABRIMOS el local que estaba listo para funcionar. Pasó un mes y otro y el panorama –todos lo sabemos- cada vez era más pesimista y desolador. Los compromisos económicos nos vinieron en cascada por lo que tuvimos que devolver a su propietario el local que habíamos alquilado y REMATAR todo el equipo que habíamos adquirido. No nos quedamos ni con una cuchara y teníamos una deuda que crecía día tras día.
Así y todo, al igual que miles de peruanos y millones de ciudadanos en el mundo, teníamos que enfrentar la crisis y ponernos “manos a la obra” para afrontarla y superarla. Nuestra fe en Cristo y la confianza de ofrecer productos y servicios novedosos, nos permitió empezar nuevamente; esta vez en un formato mucho más pequeño que el proyecto inicial, pero considerando siempre la CALIDAD que desde un comienzo nos habíamos propuesto.
Conseguimos un pequeño local en la primera cuadra de la Av. Carrión y allí empezamos con nuestras especialidades “al cilindro” de: pollo, pato, cabrito y chancho, acompañadas de novedosas salsas así como de papas nativas y deliciosos camotes. La favorable respuesta del público fue inmediata. No solo se trataba de platos novedosos y bien servidos, sino también de productos de alta calidad y exquisito sabor. En eso mi socio Gustavo es realmente fabuloso.
Es necesario resaltar que en nuestra Región se han consolidado platos realmente emblemáticos, como el shámbar, la sopa teóloga, el cabrito norteño, el incomparable cebiche trujillano, el pavo al horno, el 40-40, las mollejitas, bizcochos y alfajores, jugos y sándwiches, helados –entre otros- y muchísimas novedades como el cabrito deshuesado, el migadito y mucho más. Nuestra tradición culinaria regional es realmente espectacular. Hay que reconocerlo y también destacarlo plenamente.
Así, pues, a nuestra oferta inicial ahora hemos ampliado nuestra carta con estas delicias: Pollo, Pato, Cabrito y Chanchito acompañados de Fetuccines al pesto, al Alfredo y a la huancaína, que son realmente DE-LI-CIO-SOS. Lo garantizamos.
Anímense a visitarnos con toda la familia. También ponemos su pedido en la puerta de su casa.
Estamos en la Av. Carrión N° 195, a media cuadra de la Av. Mansiche, teléfono 918-503-923. Muy pronto inauguraremos una Pollería Artesanal en la cuadra 3 de la Av. España. Allí también será muy grato atenderlos”.