Por: Dra. VANESSA SUÁREZ ZUMAETA – Psiquiatra
Si existe una verdadera enfermedad silenciosa, esa es la depresión. En muchas sociedades sigue siendo tabú y la persona no solo tiene que combatir el problema en sí, sino también el estigma asociado. En lugar de encontrar apoyo, como lo haría en caso de tener cáncer o una lesión física, encuentra incomprensión y arrastra la vergüenza de un problema aún estigmatizado. Debido a esto, algunos creen que la depresión se puede superar con fuerza de voluntad y no con un tratamiento adecuado.
La depresión se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta. La depresión juvenil es aún más difícil de prevenir, ya que el concepto de que la adolescencia y juventud son tiempos felices y libres de preocupación contrasta con la realidad.
En el caso de los niños, otros signos de alarma son el retraimiento, la irritabilidad, el llanto excesivo, la dificultad para concentrarse en la escuela, cambios en el apetito o dormir más o menos de lo normal.
Una investigación realizada en jóvenes en nuestro país encontró que el curso de la depresión en edades tempranas es más crónico y de mayor duración debido a que los jóvenes rara vez reciben tratamiento, y aquellos que lo recibieron tardaron mucho tiempo en buscar atención. En este caso, el 25% de jóvenes con alto riesgo de padecer depresión tenían en común factores como la exposición a la violencia, el bajo nivel educativo y la pobreza.
Estar rodeado de un entorno violento también influye negativamente en la salud mental. Ser víctima o testigo de un acto de violencia o bullying es uno de los factores que puede desencadenar un trauma, sobre todo si no se cuenta con mecanismos internos y apoyo profesional para afrontarlo.
Te daré algunas sugerencias para prevenir la depresión y ayudar a tu hijo a superarla:
- Habla con tu hijo sobre las cosas que suceden en el hogar, en la escuela y fuera de la escuela. Intenta averiguar si hay algo que le preocupa.
- Conoce su entorno y habla con las personas que suele frecuentar para indagar sobre algún cambio en su comportamiento.
- Pide orientación a un especialista. En caso de depresión leve no hará falta seguir un tratamiento farmacológico, con terapia será suficiente.
- Protege a tus hijos frente a un estrés excesivo, maltrato o violencia.
- Presta especial atención al bienestar de tu hijo durante cambios vitales como una nueva escuela o la llegada de la pubertad.
- Anima a tus hijos a dormir suficientes horas, a comer regularmente, a tener aficiones y a realizar alguna actividad física que les ayude a canalizar el estrés.
- Si tu hijo, o hija, piensa en hacerse daño a sí mismo o ya lo ha hecho, pide ayuda inmediatamente a un especialista.
- Busca en tu comunidad si existen servicios para atender a los jóvenes. A veces no sabemos lo que hay disponible a nuestro alrededor para este tipo de problemas.
¡Cuida tu salud mental y la de tu familia!