Por: Dra. VANESSA SUÁREZ ZUMAETA
Psiquiatra – Psicoterapeuta
Actualmente, en nuestro país, se estima que dos de cada diez parejas tendrían un problema de fertilidad, convirtiéndose así en uno de los desafíos más complicados a ser afrontado.
La medicina suele hacer el diagnostico de Infertilidad luego de un año de mantener relaciones sexuales regulares sin que ocurra un embarazo. Sin embargo, el tema es más complejo pues no solo se trata de un diagnóstico médico relacionado a algo que ocurre en el cuerpo (por ejemplo que en la mujer pueda existir trompas obstruidas, endometriosis o poca cantidad de óvulos y en el hombre alteraciones en los espermatozoides), sino que TRASCIENDE A TODAS LAS ÁREAS DE LA VIDA. ¡Sí, a todas!
Cuando las parejas que comparten el proyecto de ser padres y comienzan la búsqueda del embarazo son diagnosticadas con infertilidad, comienza un camino muy largo en el que confluyen visitas al médico, exámenes, malas y buenas noticias, esperanzas, ilusiones, desilusiones, ánimo arriba, ánimo abajo y una montaña rusa de emociones que van agotando y estresando a la mujer y a su pareja.
Se puede observar que muchas veces la sexualidad se ve afectada debido a que cada vez se aleja más del ámbito del deseo y se acerca más al ámbito del deber. Las relaciones sexuales se tienden a limitar a la fecha de ovulación o a los días en que el médico indique, generando que el erotismo sea desplazado de la cama de las parejas infértiles. La vida de una mujer con este tipo de dificultad suele transcurrir en fases de 28 días, y su ánimo fluctúa en cada una de las fases. Cada nuevo período menstrual es la tristeza de no haber logrado el embarazo este mes; pero, la ilusión de que en 14 días más habrá una nueva esperanza en la fecha de ovulación. Los 14 días siguientes a la ovulación son esa ansiosa espera para que esta vez no llegue el período. Y así, mes tras mes se presenta la montaña rusa de emociones.
Asimismo, la vida social y familiar también se ve afectada porque simplemente no se tiene ganas de celebrar, de compartir o de dar explicaciones. La familia puede ser tanto una fuente de apoyo como de presión. En el área laboral, las constantes idas al médico pueden volverse un stress más para una mujer que no quiere contar en su trabajo el proceso que está viviendo. En lo personal, aparece la baja autoestima, ideas de culpa, frustración e ira.
Los niveles de stress de las parejas infértiles son realmente altos, y los problemas de ansiedad y síntomas depresivos están muy asociados a la dificultad de concebir naturalmente debido a la alteración directa de ejes hormonales.
Realizar un proceso de apoyo terapéutico puede ser una importante ayuda para sobrellevar los sentimientos dolorosos de vivir el duelo por la dificultad o la imposibilidad de concebir un hijo biológico. Esto, considerando que cuando una mujer manifiesta el deseo de ser madre se mueven en ella deseos, fantasías, sueños que han venido formándose probablemente desde que era pequeña e iba forjando una manera particular de ver la maternidad.
Solicitar ayuda de un profesional especializado en SALUD MENTAL te permitirá contactarte con tus recursos internos para afrontar de mejor manera los tratamientos y las dificultades relacionadas a esta vivencia y proveer un espacio de escucha que a veces por sí mismo es enriquecedor y sanador.