Estamos hablando de pleitos de niños que son hermanos, amigos y que simplemente están “buscando tu atención”.
Todos tenemos niños en la familia, ya sea hijos, sobrinos o nietos, y hay algo que los adultos debemos aprender: No meternos en los pleitos de los niños hasta que haya sangre. Los niños, y en especial los hijos únicos, tienen que aprender a:
- Comunicarse
- Negociar
- Compartir
- Cooperar
- Ser amigos
- Pelear con otros niños.
Los retos del hijo único:
Esta es una de las destrezas que los hermanos se enseñan unos a otros. De ahí que los hijos únicos, al no tener hermanos, crecen con serias fallas en estas destrezas que los preparan para aprender a vivir en equipos y trabajar en ellos de forma eficaz. Al no tener hermanos, crecen con una carencia que les hace más difícil la vida, a menos que sus padres se ocupen de que tengan muchos amigos que les enseñen a compartir, ceder, defenderse de niños de diferentes edades, no ser egoístas, ni celosos. Claro que si los padres intervienen, los niños nunca sabrán defenderse por sí solos, ni aprenderán a negociar para lograr objetivos.
No te metas nunca en los pleitos de los niños hasta que haya sangre. Y cuando haya sangre, intervén para limpiar las heridas y a castigarlos a todos. Bajo ningún concepto tomes parte en el conflicto defendiendo a uno ni a otro, porque solo lograrás que el niño supuestamente “culpable” se sienta resentido y más lleno de celos. Como adulto, se supone que no debes juzgar a ningún niño sin tener en cuenta que no conoces a fondo lo que ocurrió entre ellos.
Claro que no me refiero a un niño que es abusado y golpeado hasta casi morir, cosa que tristemente pasa en nuestras escuelas y donde reina la violencia y el abuso. Estamos hablando de pleitos de niños que son hermanos, amigos y que simplemente están “buscando tu atención”.
Aunque no lo creas, esos conflictos ayudarán a tu hijo. El niño tiene que aprender a resolver los conflictos porque cuando los tenga en la escuela y se vea sometido a situaciones de injusticia, no estarás ahí para defenderlo. Tienes que ayudarlo, cuando es pequeño, a que él aprenda a defenderse de sus iguales que son sus amigos.
Y ojo, muchas veces tendemos a proteger a los chiquitos porque creemos que son los más indefensos; pero los chiquititos casi siempre son diablitos. Son los que van y pellizcan, muerden, rompen las cosas de los grandes y vienen llorando ‘ay mi hermano me quitó esto’. No te metas. Pon al chiquito también de castigo porque sino terminarás generando conflictos y celos y te comportarás de una manera injusta al hacer que los otros niños se sientan mal.
Por último, nunca expreses que sientes preferencia por un hijo, ni digas que ese es a quien más quieres porque eso es abuso emocional. Recuerda que tus hijos van a hacer lo que tú hagas y no lo que digas. ¡Cuidado con eso!