¿Cómo DETECTAR a un NIÑO que sufre Acoso Sexual?


Por: Dra. VANESSA SUÁREZ ZUMAETA – Psiquiatra

La incidencia de abuso sexual en menores es mucho más elevada de lo que uno se puede llegar a imaginar (un 26% de las mujeres y un 15% de los hombres peruanos ha sufrido abusos sexuales). Ante esta cruda realidad y ante el riesgo que supone, es necesario que las personas que tengan niños a su cargo conozcan una serie de síntomas que pueden ayudar a DETECTAR unPOSIBLE ABUSO SEXUAL.

En primer lugar es importante señalar que s

egún los estudios se calcula que sólo un 2% de los abusos sexuales (dentro de la familia) se detectan en el momento en que éstos se producen. La víctima puede esconder la existencia de los abusos por diferentes razones: obtener regalos adicionales, miedo a no ser creída, temor a destrozar la familia o a represalias del agresor.

Existen diferentes indicadores que pueden hacer sospechar de la existencia de abusos sexuales. En lo que respecta al comportamiento de los menores, estos indicadores pueden ser: pérdida de apetito; llantos frecuentes (sobre todo relacionados con situaciones afectivas); miedo a estar solo o con un determinado miembro de la familia; rechazo al padre o a la madre de forma repentina; cambios bruscos de conducta; resistencia a desnudarse o a bañarse; aislamiento y rechazo de las situaciones sociales; problemas escolares o rechazo a la escuela; conductas regresivas (volver a chuparse el dedo o a orinarse en la cama); agresividad; fugas o acciones delictivas e–inclusive- autolesiones o intentos de suicidio.

Otros indicadores están relacionados con la esfera sexual y pueden ser: rechazo de las caricias, besos y contacto físico; conductas precoces o conocimientos sexuales inadecuados para su edad; interés exagerado por los comportamientos sexuales de los adultos y agresión sexual de un menor hacia otros menores.

Si bien es cierto que estos indicadores pueden encontrarse en los casos de abusos sexuales, la existencia de alguno de ellos de forma aislada no tiene que indicar necesariamente la presencia del abuso. Es importante señalar que estos indicadores deben valorarse de una forma global; es decir, serán más significativos en la medida en que aparezcaun conjunto amplio de estos indicadores. Los indicadores sexuales son los que están más relacionados con la existencia de un abuso sexual, pero quizás lo más significativo puede ser cuando un menor presenta un cambio brusco con respecto a una situación o a alguna persona en particular (no querer ir al colegio, no querer que se le bañe, no querer estar con una persona que antes aceptaba).

Además de estos indicadores, pueden existir otros de tipo físico que quizás puedan ser más evidentes (dolor en zona genital, dificultad para sentarse, ropa interior manchada de sangre).

Cuando se tiene la sospecha de abusos sexuales, lo primero es acudir a los profesionales adecuados para que evalúen al menor (pediatra, psiquiatra) y si se tiene sospecha de quién puede ser el agresor, proteger al menor de éste. Además, por supuesto, es necesario denunciar los casos para que así pueda evitarse que el agresor o agresores puedan seguir cometiendo los abusos, aunque –lamentablemente- en este tipo de casos y sobre todo cuando se descubre el abuso pasado ya un tiempo, el conseguir demostrar en los tribunales la existencia del mismo puede ser una tarea difícil. Un dato a tener en cuenta es que si se denuncian los hechos y el menor va a ser evaluado por psiquiatras forenses, es importante intentar no preguntar al menor sobre los hechos denunciados para así no interferir en el recuerdo del niño y que el testimonio de éste pueda considerarse válido.

Si se confirma la existencia del abuso es necesario que tras haber realizado las evaluaciones pertinentes (sobre todo cuando son necesarias para una denuncia), el niño reciba un tratamiento de salud mental adecuado para evitar posibles secuelas a largo plazo.

¡CUIDEMOS LA SALUD MENTAL DE NUESTROS NIÑOS!