¿Cómo afecta el verano a la salud mental?


Ha llegado el verano, el buen tiempo y la luz benefician a algunas personas que presentan problemas de salud mental mientras que otras empeoran en esta estación. A las personas con depresión, con problemas afectivos e incluso a algunas personas con esquizofrenia les beneficia el verano, mientras que los cuadros bipolares y los trastornos relacionados con la imagen corporal empeoran.

Tradicionalmente la medicina ha considerado los factores climatológicos como elementos de influencia en la salud, tanto física como mental; sin embargo, no es hasta la década de los 80 cuando se investiga cómo los agentes climáticos afectan a la coherencia mental del hombre. Entonces se constata, desde un punto de vista epidemiológico, que algunos cuadros clínicos tienen mejor o peor pronóstico en función de las horas de luz y la intensidad de la misma.

Es el caso de los denominados trastornos afectivos estacionales, estos cuadros de tipo depresivo mejoran con el buen tiempo y, además de evolucionar bien con los antidepresivos, se les recomienda expresamente la exposición a la luz natural. Estos pacientes mejoran con el buen tiempo del verano. Y es que la luz estimula la melatonina y la serotonina, capaces de influir directamente en el cerebro.

El hecho de que las horas de luz promuevan una vida social más activa, reuniones familiares y sociales y lleve a planes muy buenos, influye positivamente en quienes sufren problemas de depresión, y se aprecia en muchas personas una mejoría.

No obstante, la calidez del clima no siempre trae beneficios. El buen tiempo ejerce un efecto negativo en otros problemas mentales como los cuadros bipolares. La sobreexcitación que genera en ellos la irrupción del buen tiempo está directamente relacionada con el empeoramiento de los pacientes.

En el trastorno bipolar, los episodios maníacos son más propios de los meses de primavera-verano, mientras que los cuadros depresivos son más comunes en la época de otoño-invierno. Otros trastornos que empeoran en esta estación son los relacionados con la imagen corporal. En esta época, hombres y mujeres, en ocasiones sin saberlo, se alistan a las filas de la obsesión con la llegada del verano. Todos comparten el mismo secreto: la preocupación excesiva por la imagen. Renegar de la propia nariz, de las orejas, del volumen del cuerpo, en definitiva, de cualquier parte del físico suele ser común. En las últimas décadas, ser físicamente perfecto se ha convertido en una meta impuesta por nuevos modelos de vida en los que el aspecto parece ser el único sinónimo válido de éxito, felicidad e, incluso, salud.

La relevancia última de esta excesiva preocupación por el cuerpo reside en el surgimiento de nuevos problemas mentales, como la anorexia, la bulimia y la recién etiquetada vigorexia o culto al músculo. Sus víctimas, al igual que las de otras enfermedades más antiguas, como la dismorfia corporal, en la que los afectados se ven, por ejemplo, la nariz muy grande, aunque sea incierto, y cuya relación con la moda aún no ha sido establecida, viven en común la tortura de no gustarse a sí mismas.

Cada una de estas dificultades es un problema de salud mental diferente, pero sus afectados siguen un mismo patrón de comportamiento: todos acaban convirtiéndose en personas obsesionadas con una parte de su físico, y esto se agudiza significativamente con la llegada del verano.

¡Hasta la próxima semana!